martes, 29 de diciembre de 2015
Un equipaje que siempre nos acompaña y que poco a poco se va llenando. Cada vez más cosas, más recuerdos, más vivencias van ocupando esa bolsa que al principio era pequeña y liviana.
Un peso que arrastrar, un peso en movimiento.
Hasta que un día tus piernas flaquean, tu espalda no soporta más peso y tus pasos van siendo cada vez más cortos.
Hasta que un día no eres capaz de ponerte en pie y sentada junto a tu mochila ves la vida pasar. Mirando de reojo ese lastre, ese ancla que bien pegada al suelo te mantiene.
Hasta que un día aceptas que ese es tu equipaje y que como tal, tendrá el peso que tu quieras darle.
Somos lo que somos por lo que vivimos, pero no dejes que las cosas que te pasan sean las que deciden tu rumbo, sino, que seas tú, con tus ganas la que marque la dirección de tus pasos y ante todo, anda; ya habrá tiempo de estar parada.
miércoles, 2 de diciembre de 2015
Si me dejas... Aprenderemos que hay silencios que calan hasta los huesos, que estremecen, que hacen suspirar.
Si me dejas... viajaremos a lugares donde nunca nadie antes ha estado, donde el tiempo, la ropa y el mismo espacio estorban; donde el aquí y ahora pueden ser cualquier cosa. Trazaremos mapas a nuestro antojo, cartas náuticas, constelaciones... sin papel, ni lápiz.
Y es que... los límites los pondremos nosotros. El límite de los límites. Otro nuevo; más amplio, más lejos... Tan alto que no puedan vernos.
Mi burbuja, tu burbuja, nuestra burbuja.
Con tan solo una regla: prohibidos los miedos.
.
lunes, 19 de octubre de 2015
Recuperando buenas costumbres ;)
Arriba, siempre hacía arriba. Sonriendo.
Sonriendo como una idiota, con la boca, la mirada; con todo el cuerpo.
Palabras que no se pronuncian, sino que se tocan, que se convierten en gestos, en manos que hablan.
Silencios que lo dicen todo y momentos que deberían de ser eternos.
Y mientras tanto un infinito que se levanta y con los brazos en alto intenta tocar el cielo; no esta hecha la tierra firme para las grandes cosas.
martes, 9 de junio de 2015
Una vuelta y media
No elegimos donde nacemos; vienes al mundo con unas cartas, la mano más importante de tu vida, pero... al fin y al cabo el único capaz de hacer una jugada maestra con esas cartas eres tú.
Puedes pasarte los días culpando al mundo, a los que te rodean, a los acontecimientos, pero dentro de ti sabes que una gran parte de la culpa de lo que te pase es tan sólo tuya.
Puedes pasarte la vida recordándote a ti mismo o más bien autoconvenciendote de que nunca has sido afortunado, que te miró un tuerto o que los astros se alinearon en tu contra el día de tu nacimiento. Nada más lejos de la realidad, y es que.. la suerte trae a la suerte.
Pero, no es la suerte tan sólo una forma de nombrar a aquello que nos sucede y con lo que estamos conformes¿? No tiene un tinte subjetivo¿? Es realmente cosa del azar¿?.
Prueba a cambiar la perspectiva y la forma de mirar, prueba a darle la vuelta o las que hagan falta a la realidad, prueba a cambiar tu actitud, al menos inténtalo; y es que... las cosas buenas suceden a los que están predispuestos a cogerlas al vuelo haciendo posible que ocurran.
domingo, 3 de mayo de 2015
Esa fea manía del gusto por la melancolía.
La tristeza siempre es más fácil; siempre tiene la puerta abierta, siempre nos espera con los brazos abiertos dispuesta a resguardarnos. La opción sencilla, encerrarnos, cerrar los ojos y mirar hacia dentro, dejarnos llevar por nuestro yo tristón, ese que te autoboicotea y te acompaña al lugar donde autoflagelarse esta bien visto. Dentro, cada vez más dentro, hasta que dejas de ver la luz y pierdes la referencia con el exterior; y ahora...
- "¿Por dónde salgo? ¿Dónde esta la salida? bueno, ya se me pasará".
Y pasar, acabo pasando, sólo que de espaldas al mundo es complicado ver algo más allá que sombras y reflejos.
Las cosas suceden con o sin nosotros, el mundo seguirá girando y los días se irán sucediendo.
Tenemos dos opciones, quedarnos al margen y que nuestro día a día no sea más que la sucesión de horas vacías o levantarnos, abrir bien los ojos y ponerle color a lo que nos rodea.
Si no te gusta el color que tienen las cosas, cambia el cristal a través del que miras. Puede que incluso acabes por aprender a compartir colores, y termines hasta sintiendo el mundo girar.
Esa fea manía de no querer ver más allá de lo que nosotros mismos nos dejamos.
Juez y verdugo, el más cruel de todos, ese que desde una posición privilegiada posa su mazo una y otra vez, silenciando todo lo demás a su alrededor, un golpe seco detrás de otro que no nos deja escuchar nada más; tanto, que acabamos por creernos todo aquello que dice, restándole credibilidad e importancia a todo lo que de él no provenga. Oídos sordos a toda flor que te regalen, recelo ante toda palabra amable.
Cuán diferente sería esto si fuésemos capaces de hacer que los demás se viesen a través de los ojos del que les habla. Cambiar la perspectiva, añadir otra más. Ser capaces de mostrar el diamante que esconden, ese por pulir, capaz de brillar, de iluminar la habitación más oscura.
Mientras tanto no podemos más que intentar que vean la luz que proyectan en nosotros hasta que terminen por localizar el origen.
Esa fea manía de quedarse con lo malo, con lo que hace daño.
El mundo puede ser una verdadera historia de terror, un circuito de obstáculos, un campo de batalla en el que nos toca estar en medio. Pero también puede ser un cuento, un buen escenario para pasear, el juego más divertido jamás inventado... ¿Vas a dejar que te lo cuenten?.
viernes, 24 de abril de 2015
PANGEA
¿Y si pudiésemos ser ese poste para alguien? Un salvavidas, algo a lo que asirse y tomar aire antes de seguir nadando.
¿Y si te dijera que para serlo solo es necesario querer hacerlo?
Para ello son necesarios unos simples requisitos: tender una mano y una sonrisa a la que se puedan agarrar, ceder con gusto parte de tu tiempo a alguien que no seas tu mismo y ante todo, saber escuchar.
Simplezas, nimiedades en un mundo habitado por hombresmaquina que no saben empatizar, ni se preocupan por nada más allá de su propio ser; si no me moja la lluvia, ¿Qué más da que los demás no tengan paraguas?
Programados para no demostrar abiertamente qué sentimos pasamos por la vida de puntillas, alejando todo aquello que pueda suponer un peligro para nuestra estabilidad. No nos involucramos en nada, ni con nadie; sobrevivimos a la defensiva, con el casco y el escudo de serie; esquivamos cualquier intento de aproximación... Y poco a poco pasamos a ser islas. Solitarios trocitos de tierra en este océano que es nuestro día a día.
Hay muchos tipos, más bien formas, de medicina; muchas formas de enfocarla, de llevarla a la práctica. De ti depende ser un poste o en cambio formar parte de ese conjunto de gotas de lluvia que producen inundaciones.
Puedes creerlo o seguir haciendo oídos sordos, pero los abrazos y el cariño curan, las convalecencias son más cortas si estamos dispuestos a curarnos, el dolor siempre es más ameno con un buen estado de animo y el estar alicaído no ayuda a absolutamente nada. ¿Querrás formar parte tanto del diagnóstico, como del tratamiento?
"Es la sensación de contacto, en cualquier ciudad por la que camines, ¿comprendes?, pasas muy cerca de la gente y ésta tropieza contigo. En los Angeles nadie te toca. Estamos siempre tras este metal y cristal y añoramos tanto ese contacto que chocamos contra otros sólo para poder sentir algo."
sábado, 4 de abril de 2015
Es triste que conmuevan cosas como las que voy a citar a continuación, cuando en realidad tendrían que ser la norma y no la excepción.
Chico conoce a chica, chicos se enamoran, chicos se casan, tienen tres estupendos hijos y se hacen mayores juntos y felices.
Pasan los años, y con ellos llegan malas noticias.
Ella una masa cerebral frontal acompañada de un demencia senil. No es capaz de reconocerlo a él.
El un cáncer metastásico en fase terminal, en tratamiento paliativo. Aún es capaz de valerse totalmente por si mismo. Lleva la casa y a ella, todo con una sonrisa. Su mayor miedo: morirse antes y dejarla sola. Se niega a llevarla a ningún centro y poder "estar más libre", pues:
"Ese ratito de estar los dos acostaditos juntos como siempre no lo cambio por nada".
Es triste que haya cosas que tan solo se vean en las películas, que brillen por su escasez, que no sean pan de cada día.
Es triste que se banalicen las relaciones humanas, que no seamos capaces de querer, que lo hagamos a medias, que no sepamos hacerlo bien, o simplemente no queramos.
Es triste que no sepamos apreciar a aquellas personas por las que vale la pena luchar, que nos escondamos en la cobardía y pongamos por bandera el miedo.
Es triste que no sepamos buscar, que no queramos encontrar.
"Cuando la situación mundial me deprime, pienso en un aeropuerto. Dicen que vivimos en un momento de odio y egoísmo, pero yo no lo veo así. Yo creo que el amor nos rodea, puede que no siempre sea algo digno de las noticias, pero siempre está. Entre padres e hijos, madres e hijos, hombres y mujeres, novios, novias, viejas amistades. Ninguna de las llamadas desde los aviones de las torres gemelas fue de odio o de venganza, fueron mensajes de amor. Si lo buscan, se darán cuenta, que el amor efectivamente nos rodea"
Y es que ... "love is all around"
miércoles, 1 de abril de 2015
El encantador de sueños
Los días solían sucederse sin mucha complicación, quizás algún incidente o emergencia de vez en cuando en alguno de los módulos, pero sin nada de especial gravedad. Todo hasta hace poco, cuando los sueños han empezado a ser cada vez más peligrosos...
Aquí en nuestro universo, en nuestro planeta, los sueños han comenzado a ser peligrosos. Lo oscuro del día a día nos lleva a que esas tinieblas penetren en nosotros, en todo lo que somos; haciéndose dueñas de nuestra mente cuando dormimos.
Nos hemos olvidado de soñar, no sabemos como hacerlo; en las noches se suceden las pesadillas, los intentos de huidas hacía la solución fácil que proporciona el no despertar, la oscuridad, las vidas paralelas, el no saber encontrar en los sueños el oasis para a la mañana siguiente continuar. Preferimos la opción que requiera menos sacrificio, o me encierro en ese mundo ideal o ni siquiera lucho y dejo que las sombras se adueñen de todo.
"Situaciones extremas requieren medidas desesperadas"
Puede que desde hace muy poco oigas algo en la noche, el sonido de una misteriosa "avioneta".
Puede que en un intento de averiguar de que se trata hayas mirado al cielo intentando buscar la procedencia del ruido sin éxito ninguno.
Puede que al no descubrir que es lo que emite tal sonido, tu cabeza haya empezado a imaginar, a crear diversas teorías sobre que es lo que sobrevuela tu ciudad.
Puede que mientras tanto, con todo este proceso tu mente empiece otra vez a aprender como soñar.
"Situaciones extremas requieren medidas desesperadas"...
... Y como tal, ni tontos ni perezosos, los encantadores de sueños tomaron la iniciativa. Desde hace poco tiempo, y valorando la gravedad del asunto, surcan las noches con sus saltadores, vigilando lo más cerca posible el origen del conflicto, nosotros.
El ruido que escuchamos no es más que el sonido que produce el saltador al pasar saltando, como su propio nombre indica, de un universo a otro; de ahí que no se escuche en todas partes (el salto se produce en un lugar concreto), y que tan sólo dure un breve periodo de tiempo una vez entrada la noche.
"No sueñes tu vida, vive tus sueños"
martes, 17 de marzo de 2015
Dudas existenciales
Dudas legítimas, permanentes, circulares, dudas que aparecen, que se esfuman, dudas sin respuesta..
¿Por qué esta mal visto ser bueno cuando debería de ser al contrario? ¿Qué te digan que eres una persona atenta entra en el mismo saco de "de bueno que es tonto"?
¿Por qué nos escondemos para llorar cuando tan natural es la tristeza como la felicidad?
¿Por qué nos cuesta tanto ser claros con nosotros mismos? ¿Por qué nos cuesta tanto luchar por lo que queremos? ¿Por qué nos encanta ponernos trabas?
¿Por qué es tan difícil decir las cosas claras? Con educación y respeto, todo puede decirse
¿Por qué somos adictos a las mentiras?
¿Por qué nos cuesta sangre, sudor y lágrimas reconocer los errores? De orgullo no se vive
¿Por qué no se enseña el aprender a valorarse a uno mismo, a quererse; y en cambio la enseñanza se basa en un método competitivo ausente de todo tipo de compañerismo y empatía?
¿Por qué maltratamos palabras como "te quiero", consiguiendo al final que no signifiquen nada?
¿Por qué banalizamos las relaciones hasta el punto de no valer nada?
¿Por qué jugamos con los sentimientos?
¿Por qué nos extrañamos cuando alguien hace algo bueno por alguien?
¿Por qué somos tan egoístas?
¿Por qué nos pasamos la vida quejándonos de todo pero sin hacer nada para remediarlo?
¿Por qué hemos convertido la envidia en el deporte nacional?
¿Por qué nos reímos de los valores y basamos nuestra existencia en tan solo nuestro propio bienestar?
¿Por qué centramos nuestra vida en lo que menos importancia tiene?
¿Por qué nos encanta estar encima de los demás; "demostrar" que somos más listos, más guapos, más todo?
¿Por qué nos empeñamos en aparentar y mostrar una realidad maquillada?
¿Por qué nos pasamos la vida sentados en nuestros cómodos sofás esperando que las cosas vengan del cielo?
¿Por qué creemos que nos merecemos todo y más, y por supuesto más que nadie?
¿Por qué centramos la ambición en destruir al contrario?
...
Anclada me quede en la fase de los "porqués", esa que aparece en torno a los 3-6 años y con más o menos secuelas todos superamos, o eso dicen...
La primavera
miércoles, 11 de marzo de 2015
Dorothy
Una gran ciudad, un gran y lujoso edificio. En la puerta, sentada en el bordillo de la entrada una niña de no más de 7 años juega distraída con un gato. Son las 5 de la mañana de una fría noche de invierno, cualquiera cuestionaría el lugar, la hora y la compañía de la pequeña; aún así, allí se encontraba totalmente sola. Sentada desde la tarde en el mismo sitio Candela, que así se llama la niña, ha podido ver como muy diversos transeúntes pasaban por su lado haciendo caso omiso a su existencia, algunos incluso no solo la rozaban, sino que llegaban a empujarla en las idas y venidas de sus ocupadas vidas.
El absurdo de la existencia humana, darle más importancia a aquello que no lo tiene, obviando todo lo demás...
Sentadita, donde la habíamos dejado unos minutos atrás tenemos a Candela, junto a ella distraído con los borlones de los calcetines de la niña está Bastián, un pequeño siamés tan perdido como ella.
Extraña y entrañable esta pareja que desde no se sabe cuando se hacen compañía.
Si preguntas nadie sabrá responderte con claridad de dónde vienen, ni dónde se encuentran la mayor parte del tiempo, tan solo podrán decirte como de vez en cuando y al compás de un cascabel una niña y un gato pasean por las calles de la ciudad.
Puede que si algún día te encuentras totalmente desorientado consigas encontrarlos, pues dicen que todos visitamos el mismo sitio cuando nos perdemos. Ve atento cuando esto suceda, ya que si les prestas atención durante un breve periodo de tiempo quizás ella te mire, te mire de verdad, como nunca nadie antes te ha mirado; puede incluso que ella te sonría si ve algo en ti, mostrándote entonces ese camino de baldosas amarillas que tanto ansiabas.
Para encontrar el camino, primero hay que perderse y aceptar que se esta perdido.
jueves, 5 de marzo de 2015
domingo, 1 de marzo de 2015
Diario de un náufrago. Buscando un motivo
Llevo aquí unos cuantos días, no sé decir cuántos exactamente, las noches largas y las horas de sol escasas hacen que todo me parezca un continuo; una interminable noche con momentos de lucidez.
Me he despertado sobresaltado, con la sensación de no haber estado durmiendo, sino corriendo la maratón, todos mis músculos están agarrotados y mis pies doloridos... quizás sí que he estado corriendo. La pregunta es... ¿hacia dónde? Estoy en una isla en mitad de la nada, es imposible correr hacia ningún sitio. ¿Nadar? Nada se ve en el horizonte como para adentrarse en el mar en busca de algo que no sé si estará, y por el momento no tengo una barca. Suficiente trabajo me costó edificar la choza donde me alojo. Quizás más adelante si no consigo averiguar el cómo llegue y el cuánto tendré que estar aquí me plantee el fabricarla, comienzo a aburrirme.
La soledad, el tener un refugio donde protegerse de todo y todos, incluyéndose a uno mismo no está mal, el único pero es que ya estoy harto del retiro espiritual obligado en el que me encuentro.
Tumbado, dándole vueltas a lo ya dicho espero a que el sol haga su aparición para repetir la rutina que me he auto impuesto; el pasar las horas sentado en la arena pensando en las musarañas no iba a llevarme a ningún sitio, así que me propuse dedicar las pocas horas de luz de las que dispongo a recolectar comida y hacer un poquito más habitable el trocito de isla que he tomado como propio.
Pasa el tiempo y la espera comienza a hacerse eterna, la luz parece no querer aparecer hoy; otro día sin sol, otro día de tempestad, de olas, de subida de la marea, otro día oscuro. Últimamente las tormentas están más próximas las unas de las otras.
Hoy no habrá recolección, hoy sólo queda esperar que amaine y todo se tranquilice.
Comienzo a aburrirme. La isla es cada vez más inhóspita y lo exótico de la situación ya no me distrae lo suficiente como para no sentirme encerrado. El peso de la soledad es cada vez mayor y comienzo a desesperar. ¿Y si no consigo escapar de aquí? Condenado a vagar por una isla en mitad de quiensabedonde, alimentándome de lo que encuentre, con la única compañía de mi mismo mis pensamientos acabarán por devorarme. Tengo que salir de aquí.
Tiene que haber alguna forma de escapar de esta isla.
Es cierto que todos necesitamos de vez en cuando tiempo para nosotros, un stop, una parada obligada, una huida más o menos justificada, un encierro voluntario. Pero creo que este aislamiento está pasando ya de castaño oscuro.
¿Tendré quizás algún tema por resolver y sea ese el motivo por el que estoy aquí? Quizás no se trate tanto de conocer el suelo sobre el que me encuentro, sino de conocerme yo. Conócete a ti mismo y podrás entonces abarcar el resto. A veces es necesario un alto en el camino, un desvió por el avituallamiento para coger fuerzas. ¿Será esta mi zona de descanso?
sábado, 28 de febrero de 2015
Definiendo conceptos
Hay días en los que me da por pensar. Sí, pienso y todo, menos de lo que debiera, pero de vez cuando consigo ordenar pensamientos para que estos puedan significar algo.
Somos animales sociales, programados para vivir en sociedad. Necesitamos a los demás, y esto aunque sea tan sólo por un impulso egoísta es algo indiscutible.
Aunque todos tengamos días en los que nos iríamos sin dudar a una isla desierta, lo más lejos y aislada posible de la civilización; no sabemos vivir solos. Miedo a la soledad, al olvido o simplemente el miedo al miedo nos hacen buscar compañía (obviemos de momento lo que a las necesidades biológicas se refiere); todo mientras mentalmente nos decimos en modo repetición el "mejor solo que mal acompañado" que desde chiquititos nos enseñaron.
Partiendo por tanto de la base de que por impronta genética, "pensamiento asustica" o por puro egoísmo vivimos y viviremos rodeados de semejantes intentemos al menos rodearnos de quien hará el camino más llano y no irá dejando piedras ante nuestros pies; evitando o mejor dicho esquivando a todo aquel dispuesto a llevarnos con él en su caída.
Aprendamos también a valorar el gusto de la soledad, una cita con uno mismo de vez en cuando no hace daño y puede que te ayude a entender ciertas cosas tanto de ti como de los demás.
Ya que para bien o para mal vamos a tener que convivir no estaría de más aceptar que al vivir rodeado (que no acompañado) y que el ser chismoso está a la orden del día aquello que hagas podrá ser comentado, no siempre por los motivos más deseados o con la mejor de las intenciones. No ofende quien quiere, sino quien puede.
Siguiendo con el hecho de que lo de cambiarnos de especie a estas alturas es poco factible y que para la próxima reencarnación falta al menos una vida habrá que lidiar con ciertos aspectos de la existencia humana, y de aquellos individuos que constituyen dicha especie, en la que con algo de vergüenza (a veces) me incluyo; quedémonos por tanto con lo bueno, porque lo hay. Quizás sea más difícil de ver que lo malo y cueste algo más de trabajo encontrarlo, pero todo lo que realmente merece la pena lo es.
El truco está en aprender a pasar de todo aquello que ni es necesario, ni aporta nada. A palabras necias, oídos sordos. Se puede ser sordo selectivo con tan sólo un poco de voluntad y una dosis de paciencia.
Siendo como somos animales dotados de pensamiento racional, de capacidad para darle forma a ese pensamiento y de comunicarnos, hagámoslo, y lo que es más importante, dejemos a los demás que lo hagan.
Tareas para casa: aprender a escuchar. Todos necesitamos que nos escuchen. Vivimos rodeados de ruido, un ruido que nos impide pararnos y simplemente prestar atención. Es sorprendente la cantidad de veces en las que lo único que necesitamos es a alguien dispuesto a dejarte hablar, dispuesto a atender a aquello que tengas que decir.
Una vez dicho todo esto, tan sólo queda un último punto: llevarlo a cabo.
jueves, 19 de febrero de 2015
viernes, 6 de febrero de 2015
Diario de un náufrago. La isla
No hace mucho que el sol se escondió tras la inmensidad del mar dando paso a la oscuridad y con ella al silencio y quietud de la noche, a la certeza de la soledad que me rodea, al darme cuenta por primera vez en todo el día de lo inhóspito de mi situación.
Se trata de una isla de fina arena blanca, tan fina que cuando hay vendaval duele, se clava como agujas y no hay lugar donde refugiarse; en cuanto a las aguas que la bañan son color agua marina, mansas la mayor parte del tiempo salvo cuando te dispones a explorar, en esas circunstancias se desata la tormenta.
El resto del decorado es cambiante, hay días que aparenta ser una bonita y poblada isla tropical, otros en cambio no es más que un desierto lleno de espejismos y falsas esperanzas. Tempestiva y caprichosa, casi tanto como la naturaleza humana.
¿Dónde se encuentra? cómo saberlo, ¿su nombre? desconocido hasta el momento, ¿qué hago aquí? aún sin respuesta ¿Cómo he llegado aquí? lo desconozco.
lunes, 12 de enero de 2015
Tú y tu mismo, uno frente al otro y entre ambos, preguntas, muchas preguntas. Preguntas que comienzan con un "¿Para qué..?", preguntas que no logras responder, un remolino y un nudo. Un nudo justo en el centro, como aquel de corbata, como ese corredizo que se aprieta, se aprieta y no hay forma de aflojar. ¿Unas tijeras, por favor?.
Siempre fui de círculos viciosos, de arenas movedizas, de ir a buscar la piedra, de esperar la tormenta junto al árbol más alto en medio del descampado...
Y todo esperando un resultado totalmente distinto al que cabría esperar.
[...]
La segunda a la derecha y todo recto hasta el amanecer. Déjame decirte que allí te espero, sí, justo allí, donde nace el sol cada mañana, desde donde empieza todo día.
A ti, quien quiera que seas; bienvenido. Viaja ligero de equipaje, basta con lo imprescindible y muchas ganas de seguir, de desentonar, de no conformarte, de dar un grito en el vacío.
Cómo mandar un mensaje en una botella, una bengala, mensajes de humo... Esperando simplemente ser encontrados.